La eliminación de Godoy Cruz en la Copa Libertadores, un golpe a la ilusión deportiva y a la economía

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Sin respuestas futbolísticas para torcer la historia y con escasas energías anímicas para superar la adversidad, Godoy Cruz no descubrió el camino para revertir la serie con Colo Colo y quedó eliminado de la Copa Libertadores, tras igualar 0 a 0 en el estadio Monumental, de Santiago. La ventaja mínima que el Cacique obtuvo en el juego de ida, en Mendoza, una semana atrás, marcó el rumbo de la llave. Para alcanzar la etapa de grupos, los chilenos tendrán que sortear a un último escollo: Sportivo Trinidense, de Paraguay, que en la agonía del juego superó 1 a 0 a El Nacional, de Ecuador, en Quito.

Dos equipos con líneas comprimidas para ensayar la recuperación rápida de la pelota animaron los primeros compases de un juego tenso, sin dominador. Poco espacio, mucha rigidez, escasa claridad para elaborar y un clima efervescente en las colmadas tribunas del estadio Monumental de Santiago, las características y el marco de un partido que contenía una carga deportiva y una recompensa económica, porque el botín para disputar la etapa de grupos de la Copa Libertadores asciende a 3 millones de dólares y un extra de US$ 300 mil por juego ganado. La ventaja mínima que Colo Colo logró en Mendoza no permitía desconcentrarse al Cacique, mientras que la urgencia que rodeaba a Godoy Cruz para revertir el resultado era mucha y la ansiedad para resolver en el menor tiempo posible no siempre es la receta aconsejable.

El empate y la eliminación de Godoy Cruz en Chile

A cada jugada de riesgo que compuso uno, que fueron pocas, respondió el rival. Siempre fue Colo Colo el que intentó en primera instancia tomar la diferencia: un despeje fallido del arquero Franco Petroli, después de un tiro de esquina, le dio la oportunidad a Marcos Bolados –autor del gol en Mendoza-, aunque el poste le negó el festejo; del rebote, el que no tuvo puntería para filtrar la pelota entre tantas piernas fue el zaguero Alan Saldivia. La contrapropuesta del conjunto mendocino asomó con un yerro de Óscar Opazo, al que el campo de juego le hizo una mala pasada: Juan Bautista Cejas dispuso de una doble chance, pero el guardavalla Brayan Cortés rechazó el primer remate y contuvo el segundo. La jugada de pelota parada pudo romper la paridad: Leonardo Gil lanzó un córner y el uruguayo Maximiliano Falcón anticipó a Pier Barrios y desvió el balón que se estrelló en el palo izquierdo.

La experiencia de Arturo Vidal para manejar los tiempos, adelantar al equipo y retrasar las líneas, y el desequilibrio que pretendieron imponer Carlos Palacios –al que Boca no logró convencer en el último mercado de pases-, junto con Cristián Zavala y Bolados inquietaban, aunque no se traducía en riesgo. Con menos tenencia de la pelota, Godoy Cruz se apoyaba en el uruguayo Roberto Fernández para alimentar a quienes tenían que aportar brillo a las ofensivas, pero Hernán López Muñoz no estaba acertado, al igual que Tomás Conechny. Sin conexiones, Tomás Badaloni quedaba fuera del circuito ofensivo y los mendocinos se diluían antes del área.

El juego que Godoy Cruz exhibe en la Copa de la Liga, donde marcha puntero de la Zona B, con 19 puntos –es el equipo que más unidades sumó en el torneo- y sin recibir goles no se replicó en la llave de la Copa Libertadores. A un plantel sin numerosas piezas de recambio se le agregó la lesión de Tomás Pozzo, que se rompió nuevamente el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Una baja sensible para una estructura que se enredó con el juego intenso del rival y perdió la lucidez y la frescura que demuestra en el certamen local. Tampoco Colo Colo tuvo la virtud para sentenciar con comodidad la serie, a pesar de que las piezas llegaron con menor desgaste: el fin de semana el entrenador Jorge Almirón resguardo a quienes fueron titulares –incluido el arquero- ante O'Higgins.

Promediando el primer tiempo, Vidal empezó a enseñar signos de una molestia muscular. El técnico argentino Almirón lo reemplazó con el paraguayo Guillermo Paiva, otro de los refuerzos que se unieron al Cacique en 2024. Con el reloj como aliado, porque la ventaja del juego de ida sellaba el pasaje a la tercera y última etapa clasificatoria para sumarse a los grupos, Colo Colo no se enseñaba descontento con el desarrollo: la fuerza, el choque, la imprecisión y el error los vestía a los dos equipos, pero el chileno se favorecía. En ese panorama de enredos, encontraba una pequeña lucidez para aplicar estocadas, como la habilitación de Zavala al ingresado Paiva, que no tuvo puntería ante Petroli.

Con los juveniles Daniel Barrea y el charrúa Vicente Poggi, Godoy Cruz hizo un movimiento para torcer el rumbo. Fue Conechny el que sacudió el desarrollo anodino y con un remate de zurda, tras amortiguar el balón con el pecho, hizo lucir a Cortés, que con sus esporádicas intervenciones fue una figura en la clasificación del Cacique. El tiempo se agotaba, los chilenos sin ser deslumbrantes asomaban más armoniosos y ejecutando mejor ante la desesperación de los tombinos, que no encontró respuestas futbolísticas ni creativas y observaban cómo se escapaba la oportunidad de alimentar el sueño de la Copa Libertadores.

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