20 de abril del 24

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Si los Celtas Cortos le hubieran contado a aquella chica en la carta que el 20 de abril de 2024, 34 años exactos después de escribir aquellas palabras, se iba a jugar un partido de fútbol femenino en Barcelona con 36.428 personas en las gradas, ella y todos los que estaban en la cabaña del Turmo tiempo atrás las risas que se hacían todos juntos se habrían multiplicado por mil. Pero así fue, decenas de miles de aficionados y aficionadas volvieron a colocar un 20 de abril en los libros de historia, aunque en este caso no de la música sino del deporte. Afortunadamente, el mundo de hoy es muy diferente al que vivieron los protagonistas de la emblemática canción del grupo de rock vallisoletano y no extraña que niños y niñas acudieran con sus padres, abuelos y tíos a pasar una gran fiesta de fútbol y barcelonismo en familia. Una más. Si hay algo que caracteriza al público del Barça femenino, porque sí, el Barça femenino tiene su público, es el carácter familiar. Que no significa que no lo sea con los chicos, pero cuando juegan las azulgrana no, también porque los horarios lo facilitan, no faya ni uno de los más pequeños de la casa. Las gradas tardaron un poco más en llenarse porque desde que ir a ver al Barça es un ejercicio de alpinismo cuesta más, pero al final todos llegan. Los más tempraneros estaban ya poco después de las once de la mañana, dos horas y media antes del arranque, para brindarles a jugadoras y 'staff' la recibida esperada. El autocar culé entró rodeado de una niebla azul y grana y en un ambiente ensordecedor gracias a los cerca de 2.500 culés que 'madrugaron'. Las inglesas recibieron su primera pitada en ese mismo lugar, pero un juego de niños con lo que vivieron los franceses del PSG días atrás. Muchas banderas del Barça en la grada, tantas como personas presentes, ondearon para recibir a las jugadoras sobre el césped, pitar al himno de la Champions y arrancarse a cantar desde el minuto 1. El resto ya es historia. Aunque el resultado final, con el triunfo visitante, aguase la fiesta. Si todos esos niños y niñas presentes en Montjuïc supieran lo que es una carta como la que escribieron los Celtas Cortos, seguramente al llegar a casa escribirían lo que vivieron y se lo contaría a un amigo o amiga lejano, o quizá a un primer amor. Lamentablemente, todo lo que hemos avanzado socialmente lo hemos retrocedido sociológicamente, y los sentimientos vividos viendo al Barça los compartirán por WhatsApp, los publicarán en Instagram o los transmitirán haciendo un baile en 'tik tok'. Siempre nos quedará Celtas Cortos. Aquí seguiremos con nuestras canciones y ellos, los más jóvenes, seguirán con sus sueños.

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